He vuelto! Si! Ya estoy aquí, y esta vez si que es para ponerte los dientes largos. Después de 3 semanas de infierno en la capital nipona por fin he acabado con el trabajo y ahora puedo disfrutarlo. No todo son quejas, haber trabajado tantas horas nocturnas en la zona más corrupta de Tokyo me ha dado algunas ventajas. Y es que no hay nada como la sensación de ser famoso en Roppongi: Que todos te saluden por la calle, te abran todas las puertas sin dejarte pagar entrada y cada copa que pidas sea complementos de la casa. Esas son algunas de las ventajas de haber sido el único niño blanquito trabajando para la que debe ser una de las mayores mafias africanas en Tokyo.
Esa es una foto de la zona donde trabajé. Pero acabé el Martes y cobré una substancial cantidad de dinero a la vez que una serie de regalos, imagino que para garantizar mi silencio.
Esa misma mañana, a las 6, después de cobrar decidí aventurarme por Tokyo, ya no como turista, pero como persona que lleva aquí casi un mes y se conoce el sistema. He de decir que en un día hice de todo en Tokyo. Mi primer destino fue el mercado de pescado de Tokyo, el más grande del mundo, donde puedes desayunar el sushi más fresco que existe. Sin duda delicioso hasta el ultimo bocado.
Después de un gran desayuno me dirigí a Ginza, que como su nombre indica: lugar de plata, es la zona de tiendas caras de Tokyo: Tiffany's, Armani, Bulgari... Allí, para mi sorpresa, nada abre hasta las 11. Así que, mientras tomaba uno de los cafés más caros que puedas encontrar, observaba a los turistas perdidos por la calle, siguiendo en círculos sus mapas. No hay nada como la sensación de moverte por Tokyo sabiendo a donde vas, no pareciendo un pato mareado. Al acabar mi segundo desayuno salí a hacer compras. Y a donde me fui a comprar? No a Japos'r'us, sino a Zara! Será que quiero ayudar a la economía española desde aquí. Unas camiseras demasiado caras después camine hasta Shimbashi, zona de oficinas. Allí me encontré con esto:
Para los que habéis seguido la nueva temporada de Heroes este es el puente en el que Ando mata a Hiro (oops, spoiler).
Ahí los edificios de oficinas.
Un largo paseo bajo una leve llovizna me llevaron de nuevo al metro, que esta vez cogí hasta Shinjuku donde me tomé un café en Starbucks, desde el cual puedes ver por la ventana como la inmensa masa de gente fluye por las sobrecargadas calles del barrio.
Finalmente acabé por ir a Harajuku, espectáculo donde los haya. No pondré fotos, si queréis ver lo increíble que es tendréis que venir a verlo. Es el barrio donde la gente viste auténticamente como le da la gana. Hay gente vestida de vampiro, de asistenta sadomasoquista, o con ropa y complementos futuristas... Hay de todo. Intenté comprar una camiseta igual q la de Goku en Bola de Dragon, pero no quedaba mi talla.
Cuando comencé este blog me prometí a mi mismo que no lo convertiría en un aburrido diario de lo que hago día a día. Sino que sería una escapatoria donde escribir mis pensamientos y sentimientos. Pero la sensación de superioridad que sentí ayer cuando me movía por Tokyo casi como un nativo, leyendo Kanji, viendo una peli en mi iphone mientras voy en el metro, sabiendo a donde voy... Fue demasiada como para no contároslo.